En Bici Con Dios
Al principio veía a Dios como el que me observaba, como un juez que llevaba cuenta de lo que hacía mal, como para ver si merecía el cielo o el infierno cuando muriera. Era como un presidente, reconocía su foto cuando la veía, pero realmente no lo conocía.Pero luego lo reconocí , parecía como si la vida fuera un viaje en bicicleta, pero era una bici de dos, y noté que Dios viajaba atrás y me ayudaba a pedalear.
Fue hace pocos meses ,no sé cuando sucedió, no me di cuenta cuando fue que Él sugirió que cambiáramos lugares, pero mi vida no ha sido la misma desde entonces... Mi vida con Dios es muy emocionante!!!.Cuando yo tenía el control, yo sabía a donde iba. Era un tanto aburrido pero predecible. Era la distancia más corta entre dos puntos y así también cometí muchos errores...Pero cuando Él tomó el liderazgo, Él conocía otros caminos; caminos diferentes, hermosos, por las montañas, a través de lugares con paisajes, velocidades increíbles. Por momentos lo único que podía hacer era sostenerme, aunque pareciera una locura, Él solo me decía: ..."¡¡¡Pedalea!!!
"Me preocupaba y ansiosamente le preguntaba: "¿A donde me llevas?" Él solo sonreía y no me contestaba, así que ....comencé a confiar en Él.Me olvidé de mi aburrida vida, de mis fracasos y comencé una aventura, y cuando yo decía: "Estoy asustada", Él se inclinaba un poco para atrás y tocaba mi mano.
Él me llevó a conocer gente con dones, dones de sanidad y aceptación, de gozo. Ellos me dieron esos dones para llevarlos en mi viaje. Nuestro viaje, de Dios y mío.Y allá íbamos otra vez. Él me dijo: "Comparte estos dones, dalos a la gente, son sobrepeso, mucho peso extra." Y así lo hice, a la gente que conocimos, encontré que en el dar, yo recibía y mi carga era ligera.No confié mucho en Él al principio, en darle control de mi vida.
Pensé que la echaría a perder, pero Él conocía cosas que yo no, acerca de andar en bici, secretos. Él sabía como girar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos.
Y ahora estoy aprendiendo a callar y pedalear por los más extraños lugares, y estoy aprendiendo a disfrutar de la vista y de la suave brisa en mi cara y sobre todo de la increíble y deliciosa compañía de mi Dios.Y cuando estoy segura de que ya no puedo más, El solo sonríe y me dice:
"¡¡¡Pedalea!!!"
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